75 aniversari [ 1931 - 2006 ]

de la proclamació de la II República a Mallorca

29.5.06

25.5.06

UE.- El PSOE, IU y los grupos nacionalistas propondrán una resolución en el PE para condenar el franquismo

BRUSELAS, 24 May. (EUROPA PRESS) -

Eurodiputados del PSOE, IU y partidos nacionalistas vascos y catalanes presentarán el próximo 30 de mayo una propuesta de resolución para que el Parlamento Europeo condene el franquismo, cuando se cumplen 70 años del inicio de la Guerra Civil española y se conmemora el 75 aniversario de la proclamación de la II República.

En la iniciativa conjunta están inmersos los diputados Luis Yánez-Barnuevo (PSOE), Willy Meyer (IU), Ignasi Guardans (CIU), Raül Romeva (IPC-Verds), Bernat Joan (ERC) y Josu Ortuondo (PNV) y de momento se encuentra en la fase de recolección de firmas para presentarla.

Según explicó Meyer a Europa Press, la idea es presentar una "pregunta con respuesta de resolución" en el Pleno, para la que ya han recabado 150 firmas, un número superior de las 30 que fija el reglamento parlamentario para que prospere una propuesta de este tipo.

Por su parte, fuentes del PP indicaron que no conocen tal iniciativa y que esperarán a que se presente para valorarla y actuar en consecuencia.

El eurodiputado de IU explicó que el objetivo es que la Eurocámara haga una condena del franquismo y se plantea después de la manifestación que hizo en este sentido la asamblea general del Consejo de Europa.

A pesar de que no se ha presentado todavía, indicó que el texto consensuado pide una condena del levantamiento del 18 de julio de 1936 que se considera "la antesala de la Segunda Guerra Mundial".

Asimismo, se pretende que "la UE pida a la administración española la defensa activa de la memoria histórica", dijo Meyer. Es "una recomendación clara y rotunda para que la memoria histórica y para preservar lo que han significado en Europa los antifascistas", explicó y agregó que mientras que en el resto de la UE son considerado "héroes", en España "son anónimos y no tenemos localizados los cuerpos de la mayoría".
24/05/06

22.5.06

República y democracia

Conmemorada la Segunda República y acordado el Año de la Memoria Histórica, se ha criticado aduciendo que ello revive la pretérita división entre los españoles. Si bien sería falaz idealizar aquellos tiempos convulsos, no podemos negligir su legado moral.

En efecto, aunque indirectamente, nuestra democracia encarna los ideales de aquel sueño frustrado, no tanto de un especial sistema político fruto entonces del descrédito de la Monarquía y del sistema de la Restauración, como de la implantación de un modelo verdaderamente democrático. Aunque deslumbrados muchos de sus protagonistas, unos por el espejismo revolucionario y otros por el peligroso fascismo, compartimos sus aspiraciones, sueños que impidieron las hondas diferencias sociales y económicas de España en un contexto polarizado y de ascenso de los totalitarismos.

La República debe ser honrada como precedente pero al mismo tiempo recordada por el fracaso de la división que el gran pacto del 78 superó. Su recuerdo, como la realidad de nuestra recuperada democracia es patrimonio de todos los españoles, que en un proceso de decenios hemos terminado encontrando un espacio para la convivencia y el entendimiento. Ése es el verdadero sentido de la res publica los asuntos comunes de los ciudadanos, unidos en fraternidad, libertad e igualdad.
CARTAS AL DIRECTOR
Heliodoro Villanueva Corral - Elche, Alicante
22/05/06

La fosa republicana de Valencia

El Ayuntamiento pretende hacer nichos sobre un lugar donde reposan víctimas del franquismo
SARA VELERT / MARIA ALTIMIRA - Valencia
Vicente Moreno recibía a los muertos de madrugada. Su llave abría el Cementerio General de Valencia cuando llegaba algún camión cargado con cadáveres que eran lanzados sin más trámite a una fosa común. La Guerra Civil española había terminado, comenzaba la represión de los derrotados. Así se lo contó aquel vigilante nocturno de la necrópolis a su nieto. "Decía que metían los cadáveres sin caja ni nada, tapaban la fosa y se iban", explica Ramón Manzanares, a punto de cumplir 70 años y de jubilarse también como empleado del cementerio. El relato de su abuelo emerge del recuerdo en medio de una fuerte polémica en torno al plan del Ayuntamiento, que dirige la alcaldesa Rita Barberá, del PP, de construir 1.030 nichos sobre una fosa común ajardinada, la de la sección séptima derecha del cementerio.

El Fòrum per la Memòria del País Valencià, dedicado a dignificar el recuerdo de las víctimas republicanas, denunció hace un mes que los nichos se levantarían sobre los restos de fusilados y otros represaliados del franquismo, y junto a los grupos municipales de Esquerra Unida-L'Entesa y PSPV-PSOE, pidió a la alcaldesa que preservara el lugar y permitiera colocar un monumento a los muertos.

Pero el PP se ha cerrado en banda a conmemorar el 75 aniversario de la proclamación de la Segunda República, de la que Valencia fue capital durante la guerra, o a abandonar la ampliación del número de nichos. El lunes 15 de mayo, un juzgado decretó la suspensión cautelar de las obras por considerar "intereses públicos relevantes" la preservación del patrimonio histórico y la investigación para "dignificar y recuperar la memoria" en las dos zonas de la fosa que el Fòrum ha estudiado a través del registro del cementerio y en las que afirma fueron enterrados miles de represaliados en 1939 y 1940. Días después, la propia alcaldesa paró la obra en el resto de la sepultura y pidió disculpas ante la monumental bronca que provocó el hecho de que parte de la tierra extraída estaba entremezclada con restos óseos más recientes que acabaron en una cantera de Sagunto.

La polémica agita el ánimo de los que conocen bien el cementerio. Evocan a muertos de uno y otro bando. Manzanares cuenta que su abuelo hablaba de los cadáveres que llegaban de noche de los ajusticiados por el bando franquista en Paterna. Otros trabajadores jubilados y el propio Manzanares tuvieron en sus manos fotografías ya desaparecidas de cadáveres de personas ejecutadas durante o después de la contienda y enterradas en las fosas comunes de Valencia. Además de la fosa de la discordia, testimonios de la época creen que en otras sepulturas colectivas, ya sustituidas por nichos, se perdió el rastro de víctimas del franquismo. Y en una parcela de la sección quinta derecha, sobre la que se alza una cruz de piedra y que no ha sido exhumada desde la posguerra, descansarían partidarios de ambos bandos. Aún hay quien deja allí ramos de flores.

"¿Por qué se empeñan en hacer los nichos ahora, cuando estamos investigando las fosas?", pregunta la presidenta del Fòrum, Amparo Salvador. El PP repite que los cuatro cuadros que componen la sección séptima derecha -del tamaño de un campo de fútbol- han sido reutilizados en cuatro ocasiones entre 1938 y 1995, tras las respectivas exhumaciones que la ley permite realizar cada cinco años. María Jesús Puchalt, la edil popular de cementerios, asegura que no es posible que queden restos de 1939 y 1940, entre los que figuraban, según el registro, miembros del Servicio de Investigación Militar controlado por el Partido Comunista que fueron fusilados en Paterna. Pero el movimiento de tierras deja huesos al descubierto.

"Lo sustantivo es el valor histórico del lugar, no si quedan o no restos de esa época", sostiene el portavoz de EU-L'Entesa en el Ayuntamiento, Antonio Montalbán, que acusa a la alcaldesa de "cabezonería política". "El PP quiere cubrir con cemento la historia y el derecho de todos a recordar a las víctimas de la guerra y de la represión franquista", critica el portavoz socialista, Rafael Rubio.

Barberá pide "respeto para todos los muertos" y rechaza una investigación de posibles vestigios. El PP acusa a la oposición de querer "reabrir heridas" y ha aprobado, en solitario, un monumento a todas las víctimas sin concretar.

Pero el debate ya no se ciñe a la recuperación de la memoria histórica. El proyecto, pendiente de que un juzgado resuelva la demanda del Fòrum contra el Ayuntamiento, ha alarmado a la comunidad judía, a organizaciones masónicas y a familiares de enterrados en la fosa en los ochenta. El eco de la controversia llega al Congreso y la Comisión Europea por iniciativa de varios partidos, y se extiende al cementerio civil, donde en otra fosa se retiraron las lápidas, entre ellas la de los abuelos de la escritora Fanny Rubio, condenados al destierro en la dictadura.
22/05/06

21.5.06

Memoria histórica y consenso

Hace ahora 30 años que España iniciaba el camino de la transición a la democracia. En abril, el Rey declaraba a Newsweek que Arias Navarro era un autentico estorbo, un "desastre sin paliativos", en junio exponía ante el Congreso de los EE UU su voluntad de hacer posible un régimen democrático que le permitiera ser Rey de todos los españoles, y poco después destituía a Arias Navarro y encomendaba a Adolfo Suárez la tarea de llevar adelante su proyecto de institucionalizar a la vez la Monarquía y la democracia. Esto es, de hacer aceptar a unos la Monarquía y a los otros la democracia. Ésa fue la gran operación de Suárez que el Rey inspiró y sancionó de forma inequívoca al abortar el golpe de Estado del 23-F en 1981.

Por supuesto que eso no hubiera sido posible sin la presión popular o sin la moderación de los líderes políticos. Lo primero vino a poner en evidencia la insuficiencia de los proyectos de ajuste cosmético propugnados por los sectores más conservadores del régimen e inaceptables para la oposición, y lo segundo permitió la ruptura con la legitimidad del viejo régimen sin violentar su legalidad. Ese modelo de transición a través de una serie de pactos, primero, entre distintos sectores del régimen franquista, luego, entre los reformistas del mismo y la oposición y, una vez constituidas las Cortes, entre izquierda y derecha, centralistas y autonomistas, en los que todos hicieron concesiones, sigue siendo treinta años después el acontecimiento histórico del que los españoles se sienten más orgullosos.

La mayoría de los observadores nacionales y extranjeros, por su parte, consideran la transición española como el paradigma de las transiciones porque el modelo funcionó bien y se cerró con éxito, y porque la democracia no se impuso a nadie, sino que fue fruto de una serie de negociaciones y acuerdos respaldados por la casi totalidad de las fuerzas políticas. Algunos piensan, sin embargo, que la democracia española está lastrada desde el principio por la forma en que se hizo la transición, porque dejó abiertas algunas cuestiones institucionales y, sobre todo, porque la amnistía general para presos políticos y responsables de la represión franquista dejó sin resolver un doble problema: el de la rehabilitación moral de las víctimas del franquismo y el de la rehabilitación política de la legalidad republicana.

Es verdad que ese doble problema quedó pendiente. Se planteó ya en los años de la transición por algunos intelectuales radicales y se ha seguido discutiendo estos últimos años. Entonces no se daban las condiciones para hacer compatible esa exigencia, por deseable que fuera, con la voluntad de lograr un principio de reconciliación que sirviera como base y fundamento de la nueva experiencia democrática. Es poco realista pensar que fuera posible imponerla, pero, en cualquier caso, los líderes de la oposición decidieron con buen criterio posponer ese debate y no tensar las cuerdas para evitar cualquier riesgo que pudiera poner en peligro el objetivo prioritario de los españoles, que no era otro que el de llegar a una democracia incluyente en la que pudieran coexistir todas las Españas, reales o imaginarias, y en la que el pasado ni fuera repetible ni fuera un impedimento para la convivencia entre todas las partes.

La cuestión que hoy se plantea es si 70 años después de iniciarse la Guerra Civil es o no es posible ampliar y ensanchar los fundamentos del consenso. Si los principales partidos asumen sin reservas la defensa del Estado de derecho, condenan las dictaduras existentes y rechazan como ilegítimos los levantamientos contra las democracias establecidas, se comprende mal la negativa de algunos a condenar el levantamiento contra la República y la dictadura franquista que surgió de la Guerra Civil. Si los principales partidos proclaman la firmeza de sus convicciones democráticas, apenas se comprende que algunos de ellos se resistan a reconocer en la Segunda República Española el precedente inmediato del sistema político actual, basados ambos en valores y objetivos similares.

En eso consiste la recuperación de la memoria histórica. No se trata a estas alturas de exigir responsabilidades a nadie. Se trata de reconocer que nuestra primera experiencia democrática, la experiencia republicana, se vio frustrada por una sublevación militar contra el orden constitucional que hoy reprobarían todos los que se proclaman demócratas y defensores de la Constitución y el Estado de derecho, y se trata de reconocer que quienes defendieron la legalidad merecen el respeto de todos y que la dignidad de las víctimas, de uno y otro bando, reclaman, como españoles, un mismo tratamiento. Sin duda, todo eso implica también la condena de la dictadura, cuyos principios, objetivos, valores, instituciones y forma de entender la convivencia son tan contrarios a los que inspiran la Monarquía parlamentaria actual como a los que inspiraron la República en los años 30.

En estos 70 años, la sociedad española se ha hecho mucho más compleja. Entre otras cosas, quedan pocos de los que se enfrentaron en la guerra y muchos de sus herederos han cruzado las líneas y ajustado cuentas con las generaciones anteriores pasando de la derecha a la izquierda y viceversa. España no puede seguir siendo víctima de aquella descomunal tragedia. La rehabilitación política de la legalidad republicana, la rehabilitación moral de las víctimas del franquismo y la condena de la dictadura no deben entenderse, bajo ningún concepto, como una ruptura, sino como una ampliación del espíritu de la transición, como una ampliación del consenso. Un acuerdo sobre ese punto entre todas las fuerzas políticas reforzaría la legitimidad y estabilidad de la democracia y ahorraría buena parte de la crispación gratuita que envenena la política española y limita su proyección internacional.

En el plano internacional, esa negativa constituye un tremendo lastre para la política exterior de España al limitar la autoridad de los Gobiernos conservadores para influir sobre aquellos regímenes autoritarios cuyas decisiones más pueden afectar a los intereses españoles. ¿Con qué autoridad, por ejemplo, pueden condenar las disparatadas arbitrariedades de la dictadura de Castro tras negarse a condenar las de la dictadura franquista? ¿Con qué autoridad enfrentarse a los excesos nacionalistas de Chávez o Morales sin repudiar los del franquismo? En el plano interno, las consecuencias son aún más graves. Si no se condena la sublevación militar de entonces, ¿sobre qué bases se defiende ahora el Estado de derecho? Si no se repudia la dictadura, ¿sobre qué bases se sostiene la legitimidad de la democracia?

Los españoles deben entender que al rechazar un acuerdo de ese tipo se están socavando desde adentro las bases del consenso democrático y violentando lo que significó el espíritu de la transición. Porque es evidente que si bien las fuerzas de la oposición no exigieron en 1978 esa condena explícita fue porque la implantación de un sistema democrático, aceptada y protagonizada en parte por los reformistas del régimen, comportaba desde el mismo interior de éste un reconocimiento implícito de su ilegitimidad e inviabilidad, reconocimiento que, aunque implícito, era lógico considerar definitivo e irreversible. En aquel momento, en que la incipiente democracia se veía atenazada por la doble amenaza del terrorismo y el golpismo, era difícil, si no imposible, explicitar ese acuerdo tácito. ¿Lo es ahora?

En términos objetivos es difícil defender que lo sea. La historia española de estos últimos treinta años es la historia de un éxito sin precedentes. Según The Economist, quizá ninguna otra nación europea ha conseguido tanto, en tantos frentes, en tan poco tiempo. Han quedado fuera de lugar las disquisiciones metafísicas sobre el ser y la unidad de España, porque ya no se trata de explicar sus fracasos históricos, sino de asimilar un éxito que ha fascinado al mundo entero. El éxito de una democracia que ha posibilitado todo lo que paralizó la dictadura: modernización, tolerancia, respeto por el otro, capacidad de convivencia pacífica y presencia en el ámbito internacional. Es, por tanto, el momento de ampliar el consenso positivo a favor de la democracia con lo que es su complemento lógico, el rechazo de todos los autoritarismos, incluido el español, como base de un consenso negativo. Franceses e italianos "fabricaron" el mito de la resistencia para compartir ese tipo de consenso básico. Aquí no hace falta inventar nada. Sólo aceptar que la democracia y el Estado de derecho valen tanto para Cuba, Venezuela, Bolivia y Argentina como para España. En 2006 y en 1936, porque los valores están por encima de las fechas.

Julián Santamaría Ossorio es catedrático de Ciencia Política de la UCM.

Publicat a El Pais
18/05/06

¿Por qué la República no pudo sobrevivir?

La República llegó en abril de 1931 de forma pacífica, con celebraciones populares en la calle y un ambiente festivo donde se combinaban esperanzas revolucionarias con deseos de reforma y cambio. Apenas cinco años después, esa República estaba defendiéndose en una guerra civil a la que le había llevado un golpe de Estado.

La Segunda República pasó dos años de relativa estabilidad, un segundo bienio de inestabilidad política y unos meses finales de acoso y derribo. Tuvo que enfrentarse a fuertes desafíos y amenazas desde arriba y desde abajo. Su ingente obra de reformas políticas y sociales abrió un abismo entre varios mundos culturales antagónicos, entre católicos practicantes y anticlericales convencidos, amos y trabajadores, Iglesia y Estado, orden y revolución.

Las dificultades que en España encontraron la democracia y la República para consolidarse procedieron de varios frentes. En primer lugar, resultó muy complicado consolidar una coalición estable de republicanos y socialistas, entre los representantes de un sector amplio de las clases medias y los de un sector también amplio de las clases trabajadoras urbanas. Ese proyecto común, que surgió en el verano de 1930 del pacto de San Sebastián y que presidió los primeros meses de la República, duró apenas dos años. Los republicanos más conservadores y católicos se desmarcaron ya del proyecto en octubre de 1931, con motivo del debate sobre la cuestión religiosa y de sus desacuerdos con el alcance de otros proyectos reformistas, principalmente el agrario y la legislación laboral puesta ya en marcha por los socialistas.

Fue precisamente la hostilidad hacia los socialistas la causa de que el Partido Radical, eje fundamental de la alianza republicana, abandonara el Gobierno y pasara a la oposición en el Parlamento en diciembre de 1931. Manuel Azaña, jefe de Gobierno tras aprobarse la Constitución, prefirió prescindir de Alejandro Lerroux, que le exigía la salida de los socialistas, y seguir con los tres representantes del PSOE en el Ejecutivo, pensando que era la mejor forma de estabilizar la República. Los apoyos parlamentarios del Gobierno se redujeron así considerablemente, porque los radicales habían obtenido 94 diputados en las elecciones constituyentes de ese año y las clases medias se dividían todavía más. El Partido Radical tenía detrás a un buen número de funcionarios, artesanos y profesionales liberales, como los tenían los republicanos de izquierda, pero también a empresarios y patronos que no comulgaban con las ideas y los proyectos de la izquierda.

Por abajo, lo que se supone que iba a ser la incorporación de la clase obrera al Gobierno y a la administración del Estado encontró desde el principio importantes límites, porque en la sociedad española había un potente movimiento anarcosindicalista que prefería la revolución como alternativa al gobierno parlamentario. Algunos de los grupos más puros de ese movimiento se lanzaron a la insurrección, en enero de 1932 y enero y diciembre de 1933, como método de coacción frente a la autoridad establecida. Sin embargo, como la historia de la República muestra, desde el principio hasta el final, el recurso a la fuerza frente al régimen parlamentario no fue patrimonio exclusivo de los anarquistas ni tampoco parece que el ideal democrático estuviera muy arraigado entre todos los sectores políticos republicanos o entre los socialistas, quienes ensayaron la vía insurreccional en octubre de 1934, justo cuando incluso los anarquistas más radicales la habían ya abandonado.

Frente a las reformas políticas y frente al lenguaje y prácticas revolucionarias, las posiciones antirrepublicanas crecían a palmos entre los sectores más influyentes de la sociedad como los hombres de negocios, los industriales, los terratenientes, la Iglesia o el Ejército. La CEDA, creada a comienzos de 1933, el primer partido de masas de la historia de la derecha española, se propuso defender la "civilización cristiana", combatir la legislación "sectaria" de la República y "revisar" la Constitución. Cuando esa "revisión" de la República en un sentido corporativo y autoritario no fue posible efectuarla a través de la conquista del poder por medios parlamentarios, sus dirigentes, afiliados y votantes comenzaron a pensar en métodos violentos. Sus juventudes y los partidos monárquicos ya habían emprendido la vía de la fascistización bastante antes. A partir de la derrota electoral de febrero de 1936, todos captaron el mensaje, sumaron sus esfuerzos para conseguir la desestabilización de la República y se apresuraron a adherirse al golpe militar.

El hundimiento del Partido Radical en diciembre de 1935, tras la salida a la luz de una serie de escándalos de corrupción, dejó a la República sin centro político. No había derecha liberal y no se podía contar con las masas católicas para las reformas, por muy moderadas que ésas fueran. La República, por lo tanto, tampoco pudo consolidarse desde arriba, fundamentalmente porque esos grupos no creían en ella y la coalición gubernamental de centro-derecha del segundo bienio se desintegró. En los primeros meses de 1936, el amplio espacio político de la CEDA lo comenzaron a ocupar las fuerzas extraparlamentarias y antisistema de la extrema derecha.

Algunos autores buscan la causa del "fracaso" de la República, pues ése es el término que suele utilizarse, en el territorio de la política, y más concretamente en la "polarización" y en la violencia política. Sin embargo, las manifestaciones más extremas de esa violencia, las insurrecciones anarquistas de 1932 y 1933 y la socialista de octubre de 1934, fueron reprimidas y ahogadas en sangre por las fuerzas armadas del Estado republicano. Mientras las fuerzas armadas y de seguridad se mantuvieron unidas y fieles al régimen republicano, los movimientos insurreccionales pudieron sofocarse.

Esas graves alteraciones del orden, como lo había sido ya la rebelión del general Sanjurjo en agosto de 1932, hicieron mucho más difícil la supervivencia de la República y del sistema parlamentario, pero no causaron su final, ni mucho menos el inicio de la guerra civil. En febrero de 1936 había habido elecciones libres y existía un Gobierno que emprendía de nuevo el camino de las reformas, con una sociedad, eso sí, más fragmentada y con la convivencia más deteriorada. El sistema político, por supuesto, no estaba consolidado y, como pasaba en todos los países europeos, posiblemente con la excepción de Gran Bretaña, el rechazo de la democracia liberal a favor del autoritarismo avanzaba a pasos agigantados.

Nada de eso, sin embargo, conducía necesariamente a una guerra civil. Ésta empezó porque una sublevación militar debilitó y socavó la capacidad del Estado y del Gobierno republicano para mantener el orden. El golpe de muerte a la República se lo dieron desde dentro, desde el propio seno de sus mecanismos de defensa, los grupos militares que rompieron el juramento de lealtad a ese régimen en julio de 1936. La división del Ejército y de las fuerzas de seguridad impidió el triunfo de la rebelión. Pero al minar decisivamente la capacidad del Gobierno para mantener el orden, ese golpe de Estado dio paso a la violencia abierta, sin precedentes, de los grupos que lo apoyaron y de los que se oponían. En ese momento, y no en octubre de 1934 o en la primavera de 1936, comenzó la guerra civil.

Julián Casanova es catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza.

Publicat a El Pais
01/05/06

20.5.06

El PCE exige a Zapatero y Rubalcaba que "denuncien" la detención "fascista" de los jóvenes republicanos de Móstoles

Los detenidos relatan entre lágrimas los "insultos y agresiones" de la policía y afirman que les denunciarán la próxima semana

((Rogamos a nuestros abonados que sustituyan la anterior noticia sobre el mismo asunto al haberse producido un error en el cargo del ministro del Interior))
MADRID, 19 May. (EUROPA PRESS)

El secretario general del Partido Comunista de España (PCE), Francisco Frutos, exigió hoy al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y al ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalacaba, que "hablen de forma inmediata para denunciar" la detención de dos jóvenes republicanos durante la visita de los Príncipes de Asturias a Móstoles y "digan que no van a tolerar hechos de esta naturaleza", que no dudó en calificar de "fascistas".

"La actitud es fascista con un Gobierno del Partido Popular (PP) o con un Gobierno del Partido Socialista", aseguró Frutos durante una comparecencia conjunta con Eduardo y Naiara Cabrera Arroyo, los militantes de Juventud Comunista de 26 y 19 años que fueron detenidos el pasado martes en Móstoles por dar vivas a la República y ondear la bandera tricolor al paso de los Príncipes, según su versión, y alterar el orden público y causar lesiones a unos agentes, según el atestado policial.

Los jóvenes, que relataron entre lágrimas "los insultos, agresiones y vejaciones" que aseguran que les infligieron seis de los ocho agentes de policía que participaron en su detención, presentarán la próxima semana una querella en los juzgados de Móstoles, según confirmó a Europa Press la abogada de Izquierda Unida de la Comunidad de Madrid (IU-CM), Amanda Meyer.

La letrada explicó que la denuncia no se ha presentado todavía para "contrastar que los agentes que figuran en el atestado participaron en los hechos", y aseguró que irá dirigida contra el antidisturbios "alto, calvo y chulo" al que los dos hermanos atribuyen el comienzo de los incidentes, los otros cinco agentes que figuran en el documento policial y el responsable de la comisaría en la que fueron detenidos.

"APARTADOS DEL CUERPO"

Frutos exigió que los policías que participaron en la detención deben ser "apartados del cuerpo y juzgados por sus actitudes fascistas, machistas y agresivas de chulo de barrio", que consideró "intolerables en una sociedad como la nuestra". "Si gobernando el PP hubiera habido estas actitudes, salimos centenares de miles de personas a la calle contra la actitud fascista del PP --dijo--. La libertad se defiende o no se defiende y el Gobierno es responsable de defenderla".

Tras apuntar que "la libertad es incompatible con la represión de las ideas expresadas libre, democrática y pacíficamente", aseguró que los dos jóvenes militantes comunistas "representan, no sólo la dignidad no sólo de la juventud que defiende sus ideas, sino también la de muchos hombres y mujeres que vieron sus ideas yuguladas por el levantamiento fascista contra la II República española, de hombres y mujeres que defienden otro sistema de gobierno".

"Las banderas republicanas enarboladas por jóvenes y por otras gentes que no somos tan jóvenes van a seguir saliendo en la calle en el libre ejercicio de los derechos democráticos que hay en este país", advirtió Frutos.

AMBOS VOLVERÍAN A HACERLO

Durante una comparecencia pública en la que volvieron a fotografiarse con la bandera tricolor, los dos jóvenes militantes detenidos en Móstoles aseguraron que "por supuesto" volverían a exhibir símbolos republicanos en presencia de los miembros de la Casa Real. "Nos han dicho que esto nos iba a pasar muchas veces", señaló Eduardo en referencia al comentario que, según cuenta, le hizo uno de los agentes durante las 20 horas en que él y su hermana permanecieron detenidos.

El joven militante comunista, que exhibía una camiseta que denunciaba el "asesinato" del periodista José Couso durante la guerra de Irak, aseguró que el motivo de la detención fue que ambos gritaron 'Felipe, viva la República' y se pintaron en la cara los colores de la bandera tricolor.

Según su versión, los agentes se mofaron su ideología ("Si eres republicando, agárramela con la mano", les dijo uno de ellos), les llamaron "rojo de mierda" y "puta", entre otros calificativos, y les propinaron patadas y puñetazos por los que tuvieron que ser atendidos en el Hospital de Móstoles. Así, pasaron 20 horas en un calabozo "donde hacía mucho frío y sólo había mantas llenas de mierda" y sin posibilidad de poder acogerse al 'habeas corpus' para comparecer ante el juez.

En relación con los agentes que practicaron la detención, Naiara señaló entre lágrimas que uno de ellos le dijo que en el cuerpo "lo único que ha cambiado es el color del traje", aunque otros, a su salida del calabozo, les indicaron: "No todos somos iguales, no nos juzguéis así".
Publicat a Europa Press
19/05/06

Recorrido por los lugares clave de la República y la Guerra Civil, este sábado en Eivissa

EIVISSA REDACCIÓN

Este sábado se celebra en Eivissa la llamada `1ª Ruta de sa memòria´, un recorrido por los lugares emblemáticos de la Segunda República española y la Guerra Civil organizado por el Forum per sa memòria d´Eivissa i Formentera. La ruta saldrá a las 9,30 de la mañana desde la plaza de sa Graduada de Vila y pasará por el barrio de la Marina, Santa Gertrudis, Sant Llorenç, Santa Eulària, Sant Carles, Pou des Lleó y el cementerio viejo de Vila. El precio del billete de autobús es de 10 euros (2 euros para estudiantes) y pueden comprarse en la librería Mediterrània de Vila y en PO Box en Formentera.

Publicat al Diario de Ibiza
20/05/06

16.5.06

Escapar d'una illa




El 1981, Jean Schalekamp, un escriptor holandès resident a Mallorca, va escriure un llibre sobre la guerra civil del 1936 titulat D'una illa hom no en pot fugir. Però és un fet que alguns republicans pogueren escapar de la Mallorca franquista mitjançant petites embarcacions. Precisament, un dels moments més dramàtics de la magnífica biografia de Pere Capellà La lluita incansable per la llibertat, obra de Pere Fullana, és el relat de la seva escapada poc després de l'aixecament facciós del 19 de juliol de 1936. A causa d'uns anònims que l'amenaçaven de mort, Pere Capellà era conscient que seria represaliat i no va cometre la ingenuïtat de pensar, com feren altres dirigents republicans i socialistes, que no el podien culpar de cap delicte. Inicialment, s'amagà a Palma i Montuïri, i, el 20 de juliol de 1936, als afores d'Algaida, va pujar a la camiona d'un amic que anava a cercar peix a Felanitx.

Aconseguí arribar a Portocolom i embarcà en una de les barques que, entre el 20 i el 25 de juliol fugiren d'aquest port cap a Menorca. Entre els que escaparen aquells dies hi havia un grup de tretze carrabiners, alguns mariners, el batle Pere Oliver Domenge, Rafael Cifre i els germans Pere i Rafael Grimalt Barceló. Així mateix, a Portocolom va recalar una barca que fugia d'Eivissa i que va recollir alguns mallorquins abans de partir cap a la Menorca republicana.

Però no fou Portocolom l'únic indret des d'on partiren republicans. El mateix Pere Fullana recorda el cas de sis fugitius, entre els quals hi havia el batle de Capdepera Miquel Julià, d'Esquerra Republicana Balear, que fugiren de Cala Rajada amb una barca de rem. El també historiador Andreu Murillo ha indicat que arribaren a Menorca una vintena de fugitius entre el novembre i el desembre del 1936. Algunes de les personalitats més conegudes que pogueren fugir en barca varen esser els regidors socialistes de l'Ajuntament de Palma Ignasi Ferretjans Sanjuan i Miquel Navarro Campomar així com el diputat Marià Rubió i Tudurí. També és molt conegut el cas dels socialistes Jaume Rabassa i Jaume Matas, que amb altres set persones més abandonaren l'illa en direcció a Alger l'agost del 1936. Així mateix, s'ha de recordar que el prevere Jeroni Alomar Poquet fou condemnat a mort i executat per ajudar republicans a escapar de Mallorca.

D'altra banda, també fugiren de l'illa un nombre important de persones que es passaren a les tropes republicanes del capità Bayo desembarcades a Portocristo. Sembla que hi havia soldats i pagesos, homes i dones, grans i nins. Molts d'ells procedien del poble de Son Servera, que va estar a punt de caure en mans dels republicans. L'historiador Miquel Duran, en un interessant i poc difós llibre titulat Responsabilidades políticas e incautación de bienes. Secuelas del desembarco de Bayo en Mallorca (1936-1939) arriba a aportar tres llistes dels que tornaren a Son Servera en acabar la guerra i foren investigats, i sovint repressaliats, amb un total de 153 persones. Un informe de l'època parlava de 250 persones traslladades a Menorca i majoritàriament allotjades a l'església de Sant Francesc, de Maó. Entre els que es passaren a Bayo, coneixem els casos del soldat de s'Aranjassa Amador Salvà Jaume, que feia el servei militar a Palma i estava indignat pel maltractament dels presos republicans, i el militar Jeroni Sitjar Vila, que en el bàndol republicà esdevendria cap d'estat major.

Així, com bé diu Pere Fullana, «d'una illa també se'n pot sortir». Tanmateix, foren molts, massa, els que com l'advocat republicà Pere Reus, no volgueren embarcar-se, o no pogueren, i foren assassinats per la barbàrie feixista.

Antoni Marimon. Historiador.
Publicat al Diari de Balears
16/05/06

15.5.06

El PCA arriará hoy la bandera republicana al caducar el permiso

está instalada desde el 14 de abril
Algeciras.
El comité local de la agrupación del Partido Comunista de Andalucía (PCA) ha anunciado que se procederá a arriar la bandera republicana que por espacio de un mes ha ondeado en la plaza de la Constitución del municipio en homenaje a los valores de la Segunda República Española.

Para los comunistas algecireños esta ha sido "una hermosa experiencia que ha permitido reflexionar sobre la primera etapa democrática de nuestro país durante el siglo XX, así como sobre la contribución que miles de hombres y mujeres hicieron para que el estado español iniciara el camino del progreso social y de la modernidad política".

El comité local del PCA lamenta profundamente, por injustas e injustificadas, algunas de las críticas y agresiones que ha recibido su iniciativa, aunque las circunscribe en una minoría de intolerantes que todavía existen en nuestra sociedad. Si bien el partido hace un balance positivo por cuanto han sido mucho más numerosas las muestras de cariño y respaldo que han recibido de la ciudadanía.

De igual forma, esta formación política ha decidido ofrecer al consistorio algecireño la infraestructura instalada para este acto conmemorativo para que se sea usada para izar una bandera andaluza que ondee en la citada plaza.

Como ya adelantó ayer Europa Sur, el plazo solicitado al Ayuntamiento para mantener la bandera republicana en la plaza de La Constitución acabó ayer. Los comunistas tenían permiso para tener la bandera ondeando desde el pasado 14 de abril hasta el día de ayer, según el escrito de solicitud que el partido envió al Ayuntamiento.
Publicat a Europa Sur
14/05/06

14.5.06

Memòria històrica i monuments franquistes

MARGALIDA CAPELLÀ I ROIG (*)

Un recent article d´ARCA publicat en aquest diari explicava el posicionament d´aquesta institució sobre el manteniment de monuments franquistes en carrers i places a tot l´Estat. ARCA ha demanat que no es destrueixin en cap cas, ni es retirin sistemàticament els símbols i els records monumentals de l´època franquista: es tracta de patrimoni històric material i "totes les époques han de ser recordades, avaluades i respectades en les seves manifestacions físiques o intangibles". És mes, segons ARCA, aquests monuments formen part de la pròpia "memòria històrica", que és un "patrimoni intangible de la Humanitat" i cal respectar-la per a què la ciutadania "conegui la lliçò perenne del patrimoni, tregui les seves pròpies conseqüències, admiri i imiti com feien de bé les coses els nostres majors i, amb totes les seves forces, lluiti perquè la societat no caigui mai més en les errades del passat". Tot i reconèixer sinzerament la tasca d´ARCA en la protecció del patrimoni arquitectònic de la nostra Illa i la denúncia constant que ha fet i fa contra la destrucció del nostre entorn urbà, volem mostrar el nostre desacord amb aquesta postura. El que es planteja amb aquests monuments no és una qüestió de correcció política ni molt manco de protecció del patrimoni cultural immaterial, sinó de respecte a les víctimes de la guerra civil i el franquisme i, a més, de respecte dels drets humans.
La memòria històrica sobre la guerra civil i el franquisme no és cap patrimoni cultural immaterial (o patrimoni intangible de la Humanitat): l´única cultura que es pot deduir d´aquesta memòria, així com dels monuments franquistes, és la cultura de la impunitat i contra aquesta mateixa impunitat lluiten les Nacions Unides, inclosa la UNESCO, que forma part del sistema de l´ONU. Serà patrimoni cultural quan s´hagin aplicat els Principis de veritat, justícia i reparació a totes les víctimes de la guerra civil. És més, la mateixa Convenció que protegeix el patrimoni cultural immaterial (Conveni de París de 2003) deixa ben clar (article primer) que "només es tendrà en compte el patrimoni cultural immaterial que sigui compatible amb els instruments internacionals de drets humans existents i amb els imperatius de respecte mutu entre comunitats, grups d´individus i de desenvolupament sostenible". Lo contrari seria admetre que tradicions i usos socials com la violència de gènere o el racisme són també patrimoni cultural intangible. La memòria històrica, mentre només contengui el patiment de les víctimes i no hi hagi un reconeixement i una reparació institucional, solemne i clara, és a dir, mentre no es reconeguin i es facin efectius els drets humans de les víctimes i els seus familiars, no pot ser patrimoni cultural de cap manera.
Pel que fa al patrimoni històric material, concretament els monuments franquistes, no és possible mantenir-los en el seu estat originari. La majoria no tenen un "valor universal excepcional des del punt de vista de la història, de l´art o de la ciència" (article primer del Conveni sobre la protecció del patrimoni mundial, cultural i natural, de 1972) -pensem en la "Cruz de los caídos" de Palma- i tots ells són homenatges parcials a unes víctimes de la guerra i alhora un recordatori als vençuts -molts encara vius- de que varen perdre la guerra, i, amb ella, la seva dignitat com a persones i com a ciutadans.
No és prudent deixar que aquests monuments passin a la Història sense explicar clarament el que va ser la guerra civil i el franquisme i el que va suposar el feixisme a Espanya i a Europa. Si ARCA, que és la institució més experta en aquest tema, pretén conservar aquests monuments pel seu caràcter històric, ens permetem suggerir que com a mínim promoguin la seva identificació clara com a monuments dedicats a l´imperi de les armes per damunt de la legitimitat de la democràcia, a la impunitat per damunt de la justícia i a la confrontació enlloc de la reconciliació. O bé que els retirin a un museu, perquè qui els vulgui veure hi pugui anar tranquil·lament i s´eviti així que els supervivents de la guerra incivil i del franquisme siguin humiliats ni un dia més en el que els queda de vida.
(*) Professora Dra. de Dret internacional públic a l´UIB i membre de l´Associació per a la Recuperació de la Memòria Històrica de Mallorca.
Publicat al Diario de Mallorca
14/05/06

La memoria histórica, patrimonio intangible de la Humanidad

JOAN PASCUAL

Los vientos de la cultura hichan las velas, desde hace unos años, del legado patrimonial intangible sin el que no se puede, de ninguna manera, entender el patrimonio material y monumental. Los casales, los monumentos religiosos, los ingenios artesanales e industriales, la trama callejera, el paisaje urbano y las intervenciones sabias del hombre sobre la naturaleza, simplemente expresan y explicitan, la cultura, las costumbres y las tradiciones de los pueblos.

Seguramente, el proceso de valoración del patrimonio se ha acelerado a medida que la capacidad de intervención perniciosa sobre todo el conjunto heredado se iba también acrecentando. Así, el ciudadano ha visto desaparecer elementos de su paisaje urbano -la mayor parte de veces sin justificación proporcionada- con los que habia crecido y convivido.

Aquellos "compañeros" (edificios, rincones, plazuelas...) de nuestro deambular ciudadano, edificados, quizás, con morosidad,lentitud y esfuerzo, han desaparecido (con la prepotencia de la maquinaria actual) en una tarde. O en un sábado por la mañana como sucedió con la possessió de Son Dureta y su maravillosa torre o con el edificio modernista Olis Balle, situado enfrente de la Sala Augusta.(ya se sabe que los sábados "los de ARCA y asimilados" están más despistados que de costumbre... y también "que los hijos de la tiniebla son más astutos que los hijos de la luz"). El ejemplo más reciente de atentado cometido a toda prisa -y en sábado, claro- es la destrucción del Pont del Tren "para que los vecinos no se encadenen a las barandillas", en sabio comentario del director general de Obras Públicas.

Este desvalimiento frente a la maquinaria (literal y metafórica) del falso progreso ha llevado a proteger cantos, costumbres y eventos que la comunidad internacional no duda en calificar de patrimonio de la Humanidad.

Es el llamado Patrimonio intangible que hoy todavía es inmenso pero del que sólo tienen reconocimiento oficial, por parte de la Unesco, 137 obras maestras del patrimonio oral e inmaterial de la Humanidad.

Este impresionante "palmarés", que empezó a elaborarse en la Convención de París de 2003, incluye masterpieces tan diversas como: los gigantes y dragones de Francia y Bélgica, los cantos Baul de Bangladesh, el teatro de sombras jémer Sbek Thom (Camboya) o la tradición del boyeo de Costa Rica. Por lo que se refiere a España están declaradas el Misteri d´Elx (2001) y la Patum de Berga (2005). Digámoslo de una vez: el patrimonio somos nosotros. Es el hombre la medida de todas las cosas y el ser humano el que se ha expresado y se expresa en el patrimonio material y en el intangible y és también él el que debe conservarlo como un tesoro porque el patrimonio es un arca -permítaseme la licencia- de donde sacamos sin cesar bellezas indescriptibles e infinitas enseñanzas sobre la vida, la historia y los misterios del comportamiento.

En esta línea de pensamiento ARCA quiere afirmar con rotundidad que todas las épocas de la historia deben ser recordadas, evaluadas y respetadas en sus manifestaciones físicas o intangibles. Es por eso que ARCA consideró necesario crear ARCA-Llegat jueu, que hoy es una asociación adulta e independiente pero que, no se olvide, fue, en el momento de su creación (2001) el primer ámbito cultural que tuvieron los descendientes de los judíos mallorquines, después de 577 años, para poderse reunir, expresarse y estudiar su cultura a cara descubierta.

Y nada que ver con el comentario que hizo en su momento un inefable xueta lletraferit: "¡Resentimientos, no!". Y ARCA apostilla: "Por supuesto, señores. Allá cada uno con sus sentimientos y con sus adjetivaciones. Lo sustantivo es que desaparezcan los miedos y el silencio ominoso, en este caso, ¡de seis siglos! Mallorca se lo debía a los xuetes. ¡Sin más!".

Viene a cuento toda esta reflexión porque, con mucha razón, se vuelve a hablar de memoria histórica, aplicada a los republicanos y a los represaliados por el franquismo y de izquierdas en general. Y, como en el caso de los xuetes, no sólo hablamos de asesinatos y torturas, sino de la losa insoportable de un silencio aplastando por décadas a familiares y correligionarios.

Es la injusticia cainita más reciente... pero no es la única. Muchos monumentos son testigos de injusticia, desgobiernos o, por el contrario, de momentos maravillosos de la colectividad o de un individuo particular. En cada uno hay una y cien enseñanzas para hoy y para el futuro... a menos que se destruyan. Esta es la razón por la que ARCA, a quien, visto lo visto, le da igual ser "políticamente incorrecta", ha pedido que no se destruyan, en ningún caso, ni se retiren sistemáticamente, los símbolos y recuerdos monumentales de la época franquista.

Y por lo mismo que defendió contra viento y marea el escudo republicano de la conselleria de Sanitad (uno de los tres que quedan en Mallorca), -sin que nadie abriera la boca, por cierto-, cree ahora que deben respetarse los de la época siguiente. Es el mismo respeto que pedimos para los recuerdos del despotismo ilustrado (escudos de Carlos III), o los del absolutismo de los Austrias, o los de la Inquisición. Y es que como tengamos que poner un pudoroso velo, como ha hecho Correos con el escudo franquista de su sede, a todos los símbolos de épocas no ejemplares o sospechosas de abusos de poder, llenaremos las ciudades de espantajos. Y de paso, habrá que echar abajo las iglesias, insultantes para quienes ven a la religión como opio y opresión.

Por tanto, calma y sensatez. Ya es hora de que los afectados por la represión franquista tengan sus celebraciones periódicas y sus referentes monumentales. ¡No se comprende que las tapias de los cementerios de esta tierra carezcan de una lápida o una estela monumental que clame por aquella ignominia! Para resumir, dejemos que el ciudadano, al conocer la lección perenne del patrimonio histórico, saque sus propias consecuencias, admire e imite el buen hacer de nuestros mayores y, con todas sus fuerzas, luche para que la sociedad no caiga nunca más en los errores del pasado.

(*) Secretaría de ARCA.

Publicat a Diario de Mallorca
10/05/06

10.5.06

Emotivo y participativo acto para recuperar la memoria histórica


T. O. PORRERES.

La sala de actos de s´Escorxador de Porreres fue escenario anteayer de un emotivo y participativo acto para la recuperación de la memoria histórica. Asistieron más de 200 personas. En primer lugar se profundizó en el Passat i present en la memòria històrica del poble de Porreres, presentación a cargo del historiador Tomeu Garí. A continuación se proyectó un montaje realizado por Simó Tortella sobre la Memòria dels actes d´homenatge celebrats a Porreres. Asimismo, en dicho acto se presentó la Associació per a la Recuperació de la Memòria Històrica, con las intervenciones de Maria Antònia Oliver (presidenta) y de Margalida Capellà (profesora de Derecho de la UIB). Una cena y una actuación de s´Arrual Jazz Mort complementaron la exitosa convocatoria.
08/05/06