75 aniversari [ 1931 - 2006 ]

de la proclamació de la II República a Mallorca

27.7.05

Memòria històrica

Col·legues d´aquesta secció i d´altres papers han escrit sovint que la democràcia de què gaudim arrossega un error, enorme, d´entrada; ras i curt; la per alguns tan lloada Transició va ser poc menys que una innocentada; d´allò que aleshores es va fer malament ara en pagam les conseqüències, i per ventura, tal com van les coses, les pagarem pels segles dels segles. Les forces polítiques que representaven el diguem-ne centreesquerra, per pragmatisme, per no desaprofitar una oportunitat que devien considerar històrica per apropar-nos la democràcia i o per les raons que sigui, varen cedir en excés a l´hora del canvi de règim i, entre altres coses, es varen deixar impunes un seguit de ferides sagnants que encara coegen. És possible que no fos tan fàcil la negociació, que la pressió dels poders fàctics intactes del franquisme fos brutal, que pensassin, els demòcrates, que seria beneficiós per a la majoria fer-se una mica el despistat, però el favor, si es pot dir així, que es feia als vençuts de la Guerra Civil va ser ben minso. També és cert que, en els anys en què el PSOE va tallar el bacallà, tampoc no va interessar gaire remenar les cendres del passat. Hem arribat fins aquí, i dol constatar que el de la Guerra Civil, que és la mare de tots els ous i de tots els desastres, és un fantasma que encara no està conjurat. Exigim a d´altri que passi comptes amb el seu passat més tenebrós, aplaudim els gestos que provenen de Xile i de l´Argentina, i abans d´Alemanya i del Japó; arrufam el nas, i sobretot els jutges dits estrella, quan ens toca passar la nostra consciència pel sedàs; un Serrano Súñer pot poder morir plàcidament al seu poble, un Fraga o un Martín Villa han ostentat càrrecs d´alta volada al llarg de la democràcia com si fos la cosa més natural del món; són exemples de gents de renom, però es podrien esmentar la tira de reietons de baixa estofa que no tenen cap mania, des de càrrecs públics, sempre que en tenen l´ocasió, de vindicar amb orgull l´herència del dictador. Tenen tot el dret a fer-ho, i és bo que així sigui; el PP mateix, per bé que no ho digui de manera clara, amagant al cap davall les mil i una argúcies dels reglaments i de la llei, sol oposar-se per sistema a qualsevol iniciativa de caire antifraquista, ni que sigui de tall simbòlic. Això, és clar, no els fa responsables de cap de les atrocitats comeses. És tan sols constatar una dada. Enmig de tot plegat no ha d´estranyar la indignació dels perdedors. Quedi clar que el fet de ser perdedors no els concedeix ni una moralitat ni una dignitat més altes que els vencedors, (al cap i a la fi, sabem prou bé que les guerres, les fans els qui són enviats al front a pelar enemics, que solen ser sempre la tropa d´innocents a qui ni els va ni els ve el remenat, però que eren allà per casualitat). Qualque casta de restitució, tanmateix, sí que se la mereixen, en la mesura en què durant massa anys els seus drets (civils, laborals) els han estat robats. La Generalitat de Catalunya té previst crear, en aquest sentit, un Memorial Democràtic per retornar-los el bon nom. És d´admirar, en aquest sentit, l´entrevista exemplar que publicava el Diario de Mallorca, aquest proppassat diumenge, amb el senyor Llorenç Noguera. No es tracta de vindicar una venjança, inútil d´altra banda, sinó honorar com pertoca els morts, molts dels quals els familiars més propers no saben on paren. No hi deu haver res més repugnant que traficar amb cadàvers desconeguts.
Jeroni Salom
Diari de Mallorca 27/07/2005

26.7.05

A vueltas con el franquismo

FRANCISCO BUSTELO

Treinta años han transcurrido desde que murió Franco y casi setenta desde que se sublevó contra la Segunda República. Tiempo suficiente para que el franquismo pueda analizarse en perspectiva histórica sin necesidad de beligerancia alguna. Además, escribir la historia desde el antifranquismo no es necesario porque afortunadamente la larga dictadura es agua pasada. Quienes defienden a Franco en la España democrática de hoy día son un puñado cada vez más exiguo, sin presencia apreciable en la vida política, los medios de comunicación o los libros de historia serios.
Los cambios políticos, sociales y económicos han sido tan grandes en los últimos 25 años que el franquismo parece pertenecer a otra galaxia, y quienes lo sufrimos tenemos que pellizcarnos para convencernos de que, efectivamente, hubo hace no mucho una España a años luz de la actual. Hablar del juicio sereno de la historia sobre el franquismo quizá sea, con todo, prematuro y haya que esperar todavía a que se sedimenten definitivamente las polvaredas del pasado. Pero sí puede decirse que ninguna de las muchas dictaduras del siglo XX saldrá bien librada de ese juicio. La libertad no tiene precio y es difícil, por no decir imposible, que un régimen autoritario ofrezca ventajas que superen el daño inmenso que supone en el plano político convertir a los ciudadanos en borregos.

Los muchos que defendieron en su día el franquismo y los pocos que lo hacen hoy se basan en tres argumentos. El primero consiste en decir que la Segunda República era incapaz de garantizar la convivencia pacífica de los españoles y que había una izquierda revolucionaria y antidemocrática a cuyos desmanes puso coto la sublevación militar de julio de 1936. El segundo argumento es que Franco mantuvo a España fuera de la Segunda Guerra Mundial. El tercero es el desarrollo económico del país que se produjo durante el franquismo y que, al atenuar mucho las tensiones sociales, permitió a la muerte del dictador la transición pacífica a la democracia.
Ninguno de esos argumentos es convincente. Si bien es cierto que en los años treinta había una izquierda radical que pretendía, equivocadamente, hacer frente con la violencia al peligro fascista propio de la época, los enfrentamientos entre españoles, aunque agudizados durante la Segunda República, no eran ninguna novedad en la historia de España. Ésta no había logrado en el siglo XIX ni en el primer tercio del XX una estabilidad política. Los enfrentamientos fueron casi continuos y no hacían falta amenazas revolucionarias para que sectores importantes de la derecha se sublevaran. Lo habían hecho antes otras veces y lo seguirían haciendo incluso después. ¿Acaso los pronunciamientos absolutistas y carlistas del siglo XIX, o el de Primo de Rivera de 1923, o el 23-F de 1981, eran justificadas reacciones contra el caos y el desorden? ¿No eran más bien airadas respuestas a que se quisiera implantar, con peor o mejor fortuna, una democracia que desafiaba las ideas de una sociedad tradicional a la que tan apegados estaban algunos españoles?

¿Por qué ese apego? Aunque sea calzarse las botas de las siete leguas del historiador, la respuesta hunde sus raíces en siglos anteriores; en la existencia desde la baja Edad Media de un régimen señorial con la hegemonía de unos nobles de mentalidad casi feudal; en la unidad a toda costa que impusieron los Reyes Católicos; en las glorias de un imperio improductivo, que por cierto intentó reverdecer Franco; en la Contrarreforma religiosa que cerró al país a toda influencia exterior, o en las muchas insuficiencias de la Ilustración del siglo XVIII.

En cuanto a la tan ensalzada neutralidad durante la Segunda Guerra Mundial, fue cuestión de suerte. El historiador Preston ya explicó detalladamente hace 15 años cómo sólo la renuencia de Hitler a atender las peticiones de Franco, entre ellas la entrega de todo el Marruecos francés como condición para declarar la guerra a los Aliados, fue la razón principal de la "no beligerancia", término con el que el propio dictador designó a su actitud tan proclive al Eje. En esto de no entrar en la Guerra Mundial, a Franco, como en otras muchas cosas, le sonrió la fortuna, tanto que no es de extrañar que los más religiosos de sus partidarios lo consideraran hechura de la Divina Providencia.
Por lo que hace al desarrollo económico, es verdad que fue muy notable entre 1961 y 1974, pero si contemplamos todo el periodo de 1936 a 1975, el crecimiento de España, según cálculos míos, que confirman los de otros historiadores económicos, fue algo inferior al del Reino Unido e Italia, países ambos que participaron en la Segunda Guerra Mundial y partían de cotas más altas.

Al final, aunque como tantas veces en la historia quede la duda de cuál habría sido la suerte de España sin Franco, cabe decir que la sublevación militar de 1936 no era necesaria para evitar funestos desastres que probablemente no se hubieran producido, ni que la larga dictadura fue la contrapartida inevitable de un crecimiento económico harto desigual y que, probablemente también, habría sido igual o mayor sin un anacrónico y dilatado sistema de ordeno y mando.
Lo que nunca borrará la historia será la crueldad del franquismo. En la Guerra Civil la persecución del contrario fue implacable en los dos bandos, pero eso ya había ocurrido antes en la Guerra de la Independencia y en las carlistadas del siglo XIX. Lo que sorprende es el afán de acosar en la posguerra a un adversario que, por estar totalmente derrotado, no suponía peligro alguno para la dictadura. Dejar morir en la cárcel, a sus 70 años, a Besteiro, uno de los personajes más respetables de la historia de España; reclamar a la Gestapo, para fusilarlos, la entrega desde la Francia ocupada de Companys, presidente de la Generalitat, y de los ex ministros Peiró, anarcosindicalista, y Zugazagoitia, socialista, y la ejecución de tantos y tantos más, demuestra un bárbaro afán de venganza en quien se decía defensor de los valores más acendrados del cristianismo. Claro que el papa Pío XII alabó públicamente los "nobilísimos y cristianos sentimientos" de Franco, afirmación que, a la luz de la inmisericorde represión de los años cuarenta, debería figurar en toda antología de desaciertos de la Iglesia.
EL PAÍS - Opinión - 23-07-2005

ENTREVISTA. LLORENÇ NOGUERA I EX PRESO POLÍTICO DEL FRANQUISMO

"El franquismo fue un genocidio que no prescribe"

"No cogí el dinero que nos dieron a los que sufrimos la represión, no se me compra con 250.000 pesetas"

MARISA GOÑI. PALMA.
En la repleta estantería del salón conserva el diccionario que siendo niño le regaló su padre para consultar las palabras que oyera y no entendiese. Llorenç Noguera sigue a sus ochenta años desentrañando los misterios del discurrir de la vida con el mismo empeño que ha puesto en la recuperación de la memoria histórica de los que padecieron el franquismo. -¿Cómo fue su despertar político? -Mi vida política empieza a los seis años. El 14 de abril del 31 vi izar la bandera republicana en la plaza de Cort, con gran entusiasmo de la gente. Decían ´ahora podremos hablar´, ´los caciques nos tendrán que escuchar´, ´se acabó trabajar doce horas´... Mallorca era a la vez muy clerical y rigurosa. Yo cantaba en el coro e incluso aprendí a asistir misa en latín. No se podía beber ni agua para ir a comulgar. Un día, entré a buscar al padre Jaume porque se hacía tarde para la misa, y lo descubrí tomando un chocolate y dos ensaimadas y luego comulgó. A partir de aquí, vi que no iba bien. -Y vino la guerra. -El 19 de julio del 36 iba con mi hermana por delante de Es Bosch y nos encontramos un cañón, ametralladoras, falangistas y nos pararon. Nos mandaron a casa, pero antes nos obligaron a gritar ¡Arriba España, viva Franco! Fue la primera vez. Mucha gente no era fascista, pero callaba ante las atrocidades por miedo. Si algo definió el franquismo fue el miedo. -Su familia fue de las que recibió visita. -El 23 de julio pegaron en la puerta con los fusiles. Vinieron dos falangistas, un requeté y uno de Juventud Acción Popular, pero mi padre no estaba. Los primeros días se ocultó en el sótano de una barbería, luego en Cas Garriguer, pero tuvo que irse para no poner en peligro a los que le ocultaban. Fuimos a casa de los abuelos a Vilafranca. Lo denunció por celos un cuñado de las milicias populares. Vinieron dos falangistas del pueblo y le dijeron a mi abuela que sabían que estaba mi padre, pero que por respeto a la familia, donde había tres hijas monjas y un hijo cura, no podían detenerlo allí. Le dijeron que cogiera la camiona a Palma y que lo detendrían al llegar. -¿Qué hizo su padre? -Cogió la camiona y se sentó atrás, donde había una puerta de salida. A la altura de Can Blau, pasó un carro y los falangistas no tenían visibilidad. Mi padre saltó y se les escapó. Se escondió en casa de un zapatero. El hermano de mi padre, que era guardia civil, vino a buscarnos y nos llevó a Algaida, donde había mitad y mitad, no era clerical como Vilafranca. El cura llevaba una pistola debajo de la sotana por si venían los falangistas a matarlo. Al mes, apareció mi padre. Malvendimos lo que teníamos y estuvimos hasta que acabó la guerra. Mi hermana asistió a la mujer de Llorenç Antich, tío de Francesc Antich, al que mataron quemándolo con gasolina en la plaza de Manacor. -¿Vivió de cerca otras represalias? -Mi padre era chófer-mecánico y cuando íbamos a Vilafranca tenía su tertulia con el médico Sancho, el secretario Capó, el maestro Miquel Mercadal, y el alcalde, Joan Català. Al médico le hicieron una parodia de consejo de guerra y lo condenaron a muerte. A Capó también. Los fusilaron en el cementerio de Palma. Al maestro le condenaron a treinta años, pero salió antes. Al alcalde, la derecha no le perdonaba que siendo propietario de una fábrica de tejas fuera de izquierdas. Lo pasearon con una cesta llena de papeles del ayuntamiento con seis falangistas gritando ¡abajo la República, muera Azaña! para que pensaran que se había pasado a la derecha. Lo trataron como hacían con los ladrones, humillándolo ante el pueblo. -¿Cómo recuerda al Conde Rossi? -Era un chulo impresionante. En Vilafranca, convocó a todo el pueblo y les dijo que fueran a casa a buscar dinero para comprar aviones. Les aseguró que tenía un detector que descubría todo y que si alguno no daba lo que tenía en casa se lo llevarían. -¿Cómo entró en la resistencia? -La clandestinidad se nutrió de valientes que salían de los campos de concentración, de las prisiones. El 90% no quería saber nada por miedo, pero era comprensible. Siendo muy joven, conecté con algunos de estos que iban por la tertulia que se hacía en la casa del médico Virgilio Peñaranda. La base de la resistencia eran comunistas, se unió algún socialista y militares de la República. No sé porqué, pero me llamaron para dirigir las Juventudes Socialistas Unificadas, creadas en el 36. -¿Cómo sorteaban la vigilancia? -Nos hicimos socios del Círculo de Bellas Artes, que estaba junto al Parlament. El portero, que había sufrido encierro, nos hacía un gesto cuando venía alguien y simulábamos que hablábamos de pintura. Nos trajeron de la península una multicopista. Hacíamos tiradas de cien, como mucho doscientos ejemplares de un folio doblado. Recibía los clichés de Valencia. Me indicaban que el enviado llevaría tal sombrero, me diría que se llamaba Joaquín, por ejemplo, y me mostraría media carta de la baraja. Yo al identificarle, le mostraba la otra media. El contacto lo hacíamos en es Born, delante de la comisaría de policía. Hicimos pintadas de ¡Viva la República! en el cementerio de Palma, mandábamos escritos a Radio Pirenaica a través de un piloto de Iberia. La oíamos tapados por una manta para que no nos oyeran. -Hasta que les pillaron en 1948. -Un chivatazo nos llevó a prisión. Yo era el más joven, con 23 años, y vinieron por mi a la tienda de tejidos donde llevaba las cuentas. Encontraron en casa un retrato con un retrato de Franco con una cruz, -que no era mía, aunque podía haberla hecho- La Historia del Proletariado y algo de Emile Zola. En comisaria pasé los peores 17 días de mi vida. Me dieron cuatro palizas fuertes y cuatro más tolerables. Me hacía el tonto. De repente me trataron de señor y me llevaron ante el comisario. Me propuso que le contara todo lo que escuchara da un padre y un hijo de Manacor que acaban de llevar por haber degollado a la madre. Se trataba de un crimen duro, pero me negué. Querían probarme como confidente. Me mandaron a prisión. -¿Cómo era la vida de los presos políticos? -La prisión estaba desbordada con más de 300 presos, de los que unos 90 éramos políticos. No nos torturaban como en comisaría y nos llevábamos bien. Yo conseguí que me mandaran a la prisión El Debate, uno de los primeros textos de España sobre periodismo. Al ser una publicación conservadora les sorprendió favorablemente. Como me interesaba la Psicología, aproveché para pedir que me dejaran salir al patio con los comunes, con gente que había asesinado o hecho robos de envergadura. -¿Qué personajes descubrió? -Me dejaron echar un ajedrez con un condenado a muerte, Tudurí. Había matado a seis mujeres en una tintorería cercana a la Protectora. No dijo una palabra y encima me ganó. También conocí a Pomar, de Soller, que mató a su madre porque estaba en desacuerdo con su relación homosexual. Con su querido, la colgó e hizo caer la sangre en un cubo para no manchar. En dos años salió fuera porque tenía buena relación con frailes y requetés. Uno de los que más me impresionó fue Simó, ´el Bulldog´. Era grande, rudo, asustaba y era la tercera vez que ingresaba. Me contó que en la guerra salía de prisión para matar ´políticos´ por 25 céntimos y dos días libres. -¿Cómo consiguió la libertad? -Todavía no me lo explico. Sólo quedó dentro Joan Albertí, que luego huyó a París no sé cómo. La Causa 53 era un proceso a 80 personas. El juez militar Torres lo pasó a Civil y el juez Thomàs lo sobreseyó. -Al salir, ¿retomó la resistencia? -Fui a estudiar graduado social y trabajar a Barcelona, donde tuve profesores estupendos y llegué a compartir habitación de pensión con Antoni Serra. Hice la tesina sobre Bakunin y el movimiento anarquista. ¡Hablamos del año 52! Luego vine a Mallorca trabajar como asesor laboral. Nos infiltramos en el sindicato vertical, que era lo único que había.Yo ni lo sabía, pero era del comité central de la resistencia, según los archivos del Partido Comunista. -¿Fue un modélica la transición española? -Sólo transigió una parte, la otra siguió igual o mejor. ¿He luchado yo tantos años por una bandera republicana para tener que aguantar los veranos de Marivent? Por eso, me considero librepensador y nunca más votaré. -¿Cómo debió ser esa transición? -Hasta un cierto punto, para evitar un 23-F, se puede ceder. ¡Pero tanto! Hubiera aceptado una transición digna, pero esto... Unos días antes del homenaje que nos hizo el Govern de Progrés en el Pueblo Español, le dije a Antich que si no hacía un Pacto de Progreso sin envidias, siempre habrá una mosca como Munar, que lo hundiría. Le dije que eran sumisos, que no se notaba la rebeldía, que no hablaban de distribución de riqueza. Yo no cogí el dinero que nos dieron a los que sufrimos la represión. No se me compra con 250.000 pesetas. Lo tengo ingresado en el banco para que cuando muera se lo den a la persona u organización más necesitada y justa. -¿Por qué la izquierda perdió el Govern? -Conozco a su padre y sé que Antich es buena persona, pero le faltó hacer propaganda, ser más puta y elegir mejor a sus colaboradores. La sociología de la ideología puede darse por nacimiento ambiente, por convicción o por conveniencia. La pata de la conveniencia está llena, la de la convicción en Mallorca no suma ni cinco. -¿Que le pareció el homenaje de Cort a Emili Darder? -Que Cirer y un grupo de sus concejales no acudieran es impresentable. Como pide Grosske, se deben retirar todos los símbolos franquistas porque aquello fue un genocidio que no prescribe. Se calcula que murieron unas tres mil personas en Mallorca, pero creo que fueron muchas más. Todavía hay fosas por descubrir al menos en Llucmajor, Porreres y Santa Margalida. -Que diría a los que les acusan de reabrir heridas con la reapertura de las fosas. -Esto no es abrir heridas, sino hacer culto a los muertos, algo que se practica desde la antigüedad y aquí, que son tan católicos, son ellos quienes deberían reivindicarlo. -¿Qué ha ganado y perdido Mallorca en estos años? -Aquí no hay evolución, sino un lobby de gánsters que están acabando con todo. ¿Que hemos ganado? Pues las neveras, que al menos nos dan agua fresca.


Publicat a "Diario de Mallorca"
24/07/2005

19.7.05

Amnistía Internacional pide poner fin al silencio del franquismo

MARTA FERNÁNDEZ. PALMA.

Amnistía Internacional pidió poner fin al silencio del franquismo y la guerra civil porque "los derechos de las víctimas de abusos graves contra los derechos humanos deben reconocerse", según apunta un comunicado. La organización presentó ayer el informe Espanya: el deute pendent amb les víctimes de la guerra civil y del règim franquista donde estuvieron presentes Maria Antònia Oliver -nieta de un desaparecido- y Llorenç Noguera -ex preso político-. Según Amnistía Internacional, "el Estado tiene ahora la oportunidad de saldar la deuda pendiente con las víctimas que han sido privadas de sus derechos para encontrar verdad, justicia y reparación". La organización insistió en que el país "ha proseguido hasta nuestros días el silencio y la impunidad respecto de los crímenes atroces" y "la responsabilidad no prescribe".

Diario de Mallorca
19/07/2005

Un informe d'AI reclama justícia per a totes les víctimes de la Guerra Civil i del franquisme

Més de 3.000 persones de les Illes Balears patiren repressió, desaparegueren o foren executades

MARIA QUES. Palma.
Amnistia Internacional (AI) presentà ahir un informe sobre el deute pendent amb les víctimes de la Guerra Civil i del franquisme i hi reclamen una investigació imparcial sobre els crims atribuïts a autors d'ambdós bàndols.
La representant d'AI, Margalida Capellà, explicà durant la presentació de l'informe que «a l'Estat espanyol ha continuat fins als nostres dies el silenci i la impunitat respecte de crims atroços i els autors no reteren comptes, ni amb el règim franquista, ni en la transició, ni durant els més de 25 anys de democràcia. És hora que hi hagi una investigció imparcial que aclareixi tots els fets i estableixi responsabilitats».
Pel que fa als desapareguts, demanen que l'Estat assumeixi les normes, els mecanismes i els recursos per a la localització de fosses comunes, exhumació i identificació de restes i la seva restitució a les famílies.
Sobre aquest punt, Maria Antònia Oliver -néta d'Andreu Peris, desaparegut mentre estava tancat a la presó de Can Mir- afirmà que «les víctimes no volem venjança, com diuen alguns, volem la veritat i saber què va passar amb els nostres familiars, i no descansarem fins a conèixer tota la veritat».
De fet, Oliver forma part d'una comissió que ha creat AI per saber el que va passar amb els més de 3.000 balears que foren afusellats o que desaparegueren durant la Guerra Civil.
Encara que en molts de casos se sap on hi ha fosses comunes, com en el pou de Son Bauló de Santa Margalida o en una siquía de Porreres, en cap moment les autoritats no han fet res per recuperar aquestes restes
Diari de Balears
19/07/2005

Reflexions sobre un ahir, encara present

Tal dia com avui -seixanta-nou anys enrere-, escamots de soldats, falangistes, paisans de dretes i gent d'església ocuparen els centres neuràlgics de Palma, amb l'alarma consegüent de la població. Tot aquell desplegament d'homes armats suposava el començament d'una guerra -de la Guerra Civil per excel·lència-, però aleshores ningú no ho sabia. Els escamots es limitaren a controlar el carrer. Detingueren les autoritats i posaren l'ai al cor de la gent pacífica que, aprofitant que era diumenge, se n'anava a pescar o a fer petar la conversa al Born, al Club Nàutic o als voltants del Coliseu Balear, ja que a la tarda hi havia toros. Les conseqüències que posteriorment es derivarien del cop d'Estat (avortat a bona part de la Península) serien esborronadores. Podem comptabilitzar, únicament a Mallorca, un miler de persones assassinades i alguns milers més d'empresonades; un nombre incalculable de famílies destruïdes i abocades a la fam; i un poble sencer privat dels seus drets democràtics i obligat a sumar-se activament a un histerisme patriòtic i religiós tan fanàtic com banal. Per afegitó, la victòria militar dels revoltats arreu de l'Estat, després d'una guerra de tres anys, va donar lloc a una dictadura que a l'empara de la repressió de les llibertats i de la potenciació de l'estupidesa va durar quatre dècades. Al llarg d'aquest temps inacabable, els que n'eren guanyadors, de la guerra, i sovint els seus descendents, es repartiren prebendes, canongies i càrrecs, que anaven des d'un estanc fins a un ministeri. Espanya era seva. Podien repartir-se-la i escriure'n la història a la seva manera. I ho feren. Sortosament, la recuperació de la dinàmica democràtica va possibilitar o afavorir la rehabilitació dels personatges més populars del republicanisme. Aleshores sortiren a la llum pública els noms de batlles, sindicalistes i mestres d'escola, que havien tingut una actitud significativa durant la República. Cal dir que el mèrit de la seva rehabilitació ha d'atribuir-se a la iniciativa privada, no a la de l'Administració. Els administradors d'esquerres saben que la revisió històrica únicament els portarà problemes. I els de dretes, procuren conjuminar dictadura i democràcia per tal de fer camí sense necessitat de trastocar gaire els valors del passat. Això passa als ajuntaments de Santanyí -on encara no han estat substituïts dels carrers les plaques del franquisme-, o de Manacor i Palma, que mantenen alguns símbols feixistes força significatius. Resumint: per un o un altre motiu, no s'ha reivindicat degudament la memòria de les persones que foren assassinades per clergues, militars, bàmbols figa i senyors de casa bona -insisteixo, assassinades-, i tenim pendent un acte d'homenatge institucional que per motius personals hauria de promoure el president Matas, però que evidentment no promourà. La Guerra Civil és, actualment, una tragèdia viva. Se n'han estudiat molts d'aspectes, cosa que ens permet, de mica en mica, a mesura que els assimilem, distanciar-nos-en emocionalment. Però la Guerra Civil únicament serà passat quan la veritat (tota la veritat) aflori. Ho dic, perquè els noms dels responsables de la repressió i dels que col·laboraren amb ells de manera dissimulada ens arriben en comptagotes. Els Zayas, els Jaume, els Bonacorsi, els Torres Bestard...? N'hi ha més, molts més. Anys enrere, em declarava partidari d'obviar els noms d'aquells que disposaren de la vida i de la mort dels altres i, conseqüentment, en dictaminaren la mort. Ara no. No es tracta d'afavorir revenges impossibles, sinó de conèixer la veritat amb tots els ets i uts. L'historiador David Ginard em diu que ha localitzat l'ordre d'excarcerar de la presó de Can Salas a Aurora Picornell, Catalina Flaquer, Antònia i Maria Pascual i Belarmina González. Les cinc foren assassinades al cementiri de Porreres, i l'ordre va signada pel comandant d'Infanteria i aleshores governador civil, Mateu Torres Bestard. Doncs, mireu, m'ha agradat saber-ho, encara que únicament sigui per a posar-li rostre i nom a la mort. Fa la impressió que tan sols escodrinyant detingudament les fesomies de tots els que formaren part de l'aparell repressiu, podrem alliberar-nos de la hipocresia social que va caracteritzar la dictadura i que encara enverina alguns passatges de la democràcia. Ara mateix record el president d'una companyia de serveis municipalitzats, que l'únic mèrit que podia adduir per ocupar la presidència era el d'haver format part dels «Dragones de la Muerte». I actualment sabem que l'únic mèrit dels Dragons va consistir a violar, torturar i assassinar les infermeres republicanes de la Creu Roja que tingueren la desgràcia de caure en les seves mans. Aquest brètol, no cal dir-ho, va fer planta a Palma. Va ésser considerat un home de seny i una autoritat representativa del «establishment». Calen, per tant, estudis minuciosos que ens permetin saber quina era la xarxa criminal que va aplanar el camí del franquisme. I altres coses que ens cal saber. Jo, en concret, tinc una gran curiositat per saber quina va ésser l'actitud íntima dels intel·lectuals davant l'aixecament militar. Potser perquè a través del seu comportament podem comprendre moltes coses que passen en el món literari actual i que ens són inexplicables. Per exemple: aquest afany pactista d'una part de la intel·lectualitat amb la dreta. Per exemple (i és el segon): les relacions entre clergues de dretes i gent d'esquerres entorn d'un projecte de recuperació del país. ¿Quin tant per cent de culpa mai no reconeguda, de vassallatge històric, hi ha rere aquestes actituds xocants o aparentment contradictòries? No m'interessen els casos de Villalonga o d'Estelrich, que han estat estudiats degudament. M'interessen més les motivacions que animaven Maria Antònia Salvà o Llorenç Riber a solidaritzar-se amb els revoltats; la fe feixista que omplia el pit de Martí Mayol o Lluís Segura Miró; l'actitud pacifista que animava Joan Mascaró o la participativa de Josep Tous i Maroto; la fredor enfront dels revoltats (tanmateix digna) de Miquel Forteza... Què hi ha rere aquesta gent que va viure i conviure amb la dictadura? Voldria saber-ho. A posta no deixaré de fer preguntes, com els infants.

Llorenç Capellà, escriptor
Diari de Balears
19/07/2005

17.7.05

La lenta vuelta del general Miaja


Asturias recupera, tras 46 años de espera, el legado del militar ovetense que defendió Madrid

Casi cincuenta años después de su muerte la voluntad del general Miaja se ha cumplido al fin. Todos sus objetos personales se incorporarán desde hoy a los fondos del Archivo de Indianos en Colombres. Para cumplir los deseos testamentarios del ovetense que organizó la defensa de Madrid durante la guerra civil ha vuelto a Asturias su sobrino Fernando Rodríguez Miaja, que le acompañó al exilio mexicano. "Quería que sus cosas se donaran a un museo cuando volviera la democracia a España", explicó ayer en Oviedo.
La familia ha pasado años buscando el lugar más apropiado para depositar su legado. La primera opción fue el Museo del Ejército, en Madrid, pero finalmente las raíces asturianas ganaron la batalla. La amistad de los Miaja con Rafael Fernández, presidente del Principado en la etapa preautonómica y miembro del patronato del museo de Colombres, fue decisiva. "Me habló de la posibilidad de llevarlo al Archivo y, al ser asturiano, nos pareció el lugar más indicado".
Después de una primera entrega realizada hace ya quince años, los últimos recuerdos que posee la familia pasarán desde hoy a manos del Principado. Un busto de Mariano Benlliure, la placa Laureada de Madrid, la Campanilla de la Junta de Defensa de Madrid y el primer recibo de su paga como teniente son parte de los ayudarán a ilustrar la memoria histórica de Miaja.
En la nueva remesa, peso a todo, faltará una pieza especial que acompañó a Miaja en toda su carrera: la pistola del general, que permanece en México, a la espera de la autorización del Ministerio del Interior para sacarla del país. "Me hubiera encantado traerla ahora, con el resto de objetos, pero esperamos que el trámite se solucione pronto".
Con la donación, la familia quiere contribuir a la recuperación de la memoria y a evitar la caída en el olvido de una parte de la historia de España, además de cumplir la voluntad del militar.
"Volvería a hacer lo mismo", opina su sobrino de la trayectoria del general al recordar su tenacidad. El sobrino que le acompañó en la guerra y conoció como secretario personal los entresijos de la defensa de Madrid no lo duda: "El general actuaría igual. Como buen ovetense, era muy terco". En la confusión de los primeros días de la guerra, Miaja recibió del Gobierno de la República el encargo de impedir la caída de la capital en manos de los golpistas. Lo consiguió hasta el final. Colombres lo recordará.
Carolina Garcia
La Voz de Asturias
06/09/2004