75 aniversari [ 1931 - 2006 ]

de la proclamació de la II República a Mallorca

30.6.06

Pollença a través de los objetos de la Guerra Civil


M. J. MORA

PALMA.-

La editorial El Moixet Demagog publica el libro Artesania a les presons feixistes. Una recopilación de dibujos, documentos, fotografías y material de artesanía inéditos realizados por los presos pollensinos en las prisiones y campos de concentración fascistas de la Mallorca de 1936.
Pitilleras hechas con madera de olivo, palmito, herramientas o cartas son algunos de los objetos inéditos que este libro, a modo de catálogo, recoge
«Los presos elaboraron estas piezas sin saber que ahora son obras de arte y parte de la historia. Fue muy emocionante como muchos familiares de los presos acudieron a la exposición para conocer un poco más de cerca a sus antepasados», afirmó Pere Canaves, coordinador del libro. «El proceso de elaboración fue muy laborioso. Sabía del material pero no quienes eran los actuales dueños, ya que los autores habían fallecido. Recopilar todo el material nos llevó dos años pero fue muy satisfactoria. La muestra, comisariada por el historiador Pepe García, recogía tdo tipo de objetos, entre los que se encontraban la correspondecia que un preso enviaba a sus familiares, «fue uno de los objetos que recogimos más emocionantes. En la última carta contaba como iba a ser ejecutado al día siguiente. También había caricaturas realizadas por José López Bermejo. Un total de 167 que esperamos poder mostrar en una exposición individual, o el personajes de Betty Boo que aparece en la portada del libro, una pieza en madera que muestra la candidez y la realidad de la cárcel».
Pollença, quien fue la localidad mallorquina que opuso más resistencia al bando nacionalista durante la II República y la Guerra Civil, entre los años 36-43, fue escenario el pasado mes de abril de la exposición del material publicado por el libro, coincidiendo con el 75 aniversario de la proclamación de la República.

Ha sido una gran experiencia en la que «tuvimos una gran acogida». recordó Pere Canaves .
30/06/06

24.6.06

Izquierda Unida logra que el Congreso declare 2006 como “Año de la Memoria Histórica”

Llamazares califica la nueva ley como “una iniciativa clara para rememorar la II República y su legado histórico como mayor experiencia democrática del pasado, así como para reconocer a los luchadores por la democracia de este país"

El Pleno del Congreso de los Diputados aprobó hoy definitivamente, tras su vuelta del Senado, la proposición de ley presentada por el Grupo Parlamentario de IU-ICV y defendida por su presidente, Gaspar Llamazares, por la que se declara 2006 como “Año de la Memoria Histórica, en homenaje y reconocimiento de todos los hombres y mujeres que fueron víctimas de la guerra civil, o posteriormente de la represión de la dictadura franquista, por su defensa de los principios y valores democráticos, así como de quienes, con su esfuerzo a favor de los derechos fundamentales, de la defensa de las libertades públicas y de la reconciliación entre los españoles, hicieron posible el régimen democrático instaurado con la Constitución de 1978”.

La propuesta, presentada por IU “con motivo del 75 Aniversario de la proclamación de la II República”, como señala su articulado, pretende en palabras de Llamazares “mostrar que la experiencia de casi 30 años de ejercicio de la democracia permite que se aborde con madurez la recuperación de la memoria como la mejor forma de asentar y desarrollar el futuro de convivencia en paz de todos los ciudadanos y ciudadanas”.

Llamazares pretendió en su intervención que nadie, ni desde la derecha del PP con su voto negativo, ni desde otras formaciones con su abstención, trataran de utilizar un debate tan importante como el de hoy y el texto de la ley finalmente aprobada para introducir elementos de confusión y el enfrentamiento frente a los verdaderos objetivos que se perseguían y el consenso existente entre la mayoría de grupos.

Los grupos parlamentarios hicieron hincapié durante sus intervenciones en que con la aprobación de la proposición de ley de IU-ICV no se pretende "reabrir heridas", salvo el PP, que sostuvo que la iniciativa pretende "utilizar el pasado como arma política".

La proposición de ley promovida por IU-ICV establece que "los poderes públicos promoverán y apoyarán la celebración de actos conmemorativos que estimulen la reflexión sobre aquellos hechos y el recuerdo y reconocimiento de la labor de aquellas personas, asociaciones e instituciones".

Además, también establece que “el Gobierno, a través de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, promoverá la emisión de sellos y signos de franqueo conmemorativos, para cuya elaboración se facilitará la participación de la sociedad”.

Permanece la disposición adicional al texto incluida en el debate previo en el Congreso que compromete al Gobierno a presentar, en el plazo de un mes, “los informes elaborados por la Comisión Interministerial para el estudio de la situación de las víctimas de la guerra civil y el franquismo”, que servirá de base para la elaboración de la Ley de Memoria Histórica que el Ejecutivo ha retrasado de forma reiterada.

Llamazares aclara que la propuesta aprobada hoy "no es un prolegómeno de la futura Ley de la Memoria. Es una iniciativa clara y concreta que pretende rememorar la República y su legado histórico como antecedente y mayor experiencia democrática que nos lega el pasado, así como reconocer a los luchadores por la democracia de este país".

Llamazares lamenta el rechazo a la proposición del PP y la justificación hecha por la derecha. "No se trata de reabrir ninguna herida –recalcó-, sino de hacer justicia. Lo que nos interesa en el 75 aniversario de la II República es hacer un homenaje de todos los demócratas, a las víctimas de un régimen ilegítimo”.

Izquierda Unida
22/06/06

Hacer memoria

EDITORIAL

El Congreso ha aprobado finalmente la ley que declara al año presente como el de la Memoria Histórica, de acuerdo con una iniciativa presentada en su momento por Izquierda Unida con motivo del 75º aniversario de la proclamación de la Segunda República, en abril de 1931. Las modificaciones introducidas a última hora en el texto sometido a votación no impidieron que el PP votara en contra. Por su parte, el PNV y ERC se abstuvieron por considerar que esas modificaciones (sobre todo las referidas a la Transición) desfiguraban el sentido de la propuesta original.

Treinta años después del fin del franquismo existe un acuerdo general en considerar un acierto de la Transición el intento de crear un marco constitucional que no fuera resultado de la imposición de las ideas o creencias de una mitad de la sociedad española, con sus tradiciones y valores, contra la otra mitad, con las suyas. La Constitución de la concordia de que habla el PP lo fue precisamente porque permitía gobernar, como luego se ha comprobado, tanto a la derecha como a la izquierda, y en sus territorios respectivos también a los nacionalismos con arraigo social.

Sería lógico que la derecha actual admitiese como parte de una memoria compartida el intento de democratización que, tras la dictadura de Primo de Rivera, supuso la Segunda República, pese a que fuera fundamentalmente impulsado por las izquierdas y pese a su fracaso final. Un marco compartido implica asumir todas las tradiciones que convergen en la democracia, asumiendo su complejidad.

La derecha es muy libre de considerar inoportuna la iniciativa, por pensar que hay otros asuntos más urgentes o que no conviene reabrir heridas. Pero es incoherente hacerlo contraponiendo la tradición ilustrada que conduce a la Segunda República y se prolonga en la oposición al franquismo con los valores de concordia y pluralismo que encarna la Transición, pues para una buena parte de españoles son lo mismo. Que IU haya propuesto ahora una ley de reconocimiento de la República de hace tres cuartos de siglo significa que otros problemas que la izquierda había considerado hasta el presente más urgentes están resueltos o en vías de serlo.

Hay en todo caso una reparación pendiente: la del agravio que supuso para muchos españoles el que durante 40 años se considerase a la Segunda República no como una parte de la historia de España, sino como una desviación enfermiza de esa historia. La ley es una invitación al reconocimiento por todos, y no sólo por media España, de esa parte de la tradición democrática española. Nada más, pero nada menos.
24/06/06

17.6.06

El PSOE homenatja Alexandre Jaume


Primer diputat socialista per Balears, tramità la cessió de Bellver de Defensa a Cort
ANTONI MATEU.Palma.
Els descendents, nét i renét, de qui fou el primer diputat socialista a Madrid per les Balears, Alexandre Jaume i Rosselló, visitaren ahir migdia, juntament amb Francesc Antich, secretari general de la formació a les Illes, el castell de Bellver, per retre-li homenatge.

Precisament una de les gestions que Jaume dugué a terme des de la capital de l'Estat fou la de la cessió per part del Ministeri de Defensa del castell i el bosc a l'Ajuntament de Palma, principal zona verda de Ciutat. L'horabaixa, a la Casa de Cultura, Andreu Jaume, renét del polític afusellat pels feixistes el 1937, oferí una conferència biogràfica sobre el padrí.

Nascut a Montevideo el 1879, en una família d'indians, es decantà ben aviat pel liberalisme. Jaume era nebot del polític liberal Alexandre Rosselló Pastor. El 1909 arribà a ser regidor a Cort per aquest partit. El rebuig al sistema caciquista que assegurava l'alternança en el poder, durant la Restauració, de liberals i conservadors, va fer que en dimitís. El 1919 s'afilià al PSOE i es convertí en un dels seus màxims exponents intel·lectuals. Eren freqüents les col·laboracions a la premsa de l'època (El Obrero Balear, La Última Hora, Justicia Social...).

Dia 14 d'abril del 1931, fou ell qui proclamà la II República a Palma. Llorenç Bisbal estava malalt i ell exercí de batle interí. Al maig fou elegit diputat a Corts. El 19 de juliol de 1936, quan es trobava al Port de Pollença, fou detingut pels rebels feixistes. L'acusaren de ser un dels caps ideològics de l'anomenat Pla Lenin que, suposadament, «havia de comportar el degollament de tota la gent benpensant de Mallorca i la implantació de la Dictadura del Proletariat». Altres republicans acusats per aquest cas foren Emili Darder, Antoni Maria Ques i Antoni Mateu Ferrer.

El fet és que Jaume es caracteritzà, als seus articles, per defensar «la necessitat que tenia la classe obrera de millorar les seves condicions socials per mitjà del pacte i la negociació». Fou partidari d'un socialisme moderat i pactista, precursor de la socialdemocràcia europea.
17/06/06

15.6.06

Miedo a la historia

JOSEP FONTANA


Que la necesidad de enfrentarnos a un mundo cambiante nos obligue a hacer nuevas preguntas a la historia, a tomar en cuenta problemas que con anterioridad dejábamos en un lugar secundario y, en consecuencia de ello, a modificar el relato establecido, es algo que perturba a muchos, y en especial a nuestros políticos de la derecha -aunque, por desgracia, no sólo a los de la derecha-, que parecen creer que la "Historia de España" debe verse como un canon establecido, sagrado e intocable.

Pero, ¿qué canon sería éste? ¿Tal vez el del Caudillo, que sostenía que desde Felipe II hasta su llegada providencial todo había sido decadencia, y que abominaba del siglo XIX por entero? "El siglo XIX, que nosotros hubiéramos querido borrar de nuestra historia", dijo en 1950 Francisco Franco, a quien ni siquiera la guerra de la Independencia le parecía digna de recordar (en ella los héroes eran guerrilleros, y encima liberales).

¿O el canon tradicional anterior, elaborado a lo largo del siglo XIX bajo los auspicios de un academicismo patrocinado por el Estado? Al igual que en otros países, este canon sustituía la historia de lo que legítimamente podría llamarse la nación, esto es el conjunto de los ciudadanos, por la del Estado y la adornaba con mitos heroicos, en especial de carácter guerrero. En 1929 Jean Norton Cru publicó una investigación sobre los relatos acerca de la Primera Guerra Mundial que le llevó a la conclusión de que "toda la historia militar" era una mentira deliberada, un conjunto de leyendas encaminado a hacer aceptable la guerra a quienes no la habían experimentado personalmente (y que, de conocerla mejor, se negarían a participar en ella).

Tal vez convenga recordar que este canon heroico fue ya denunciado en 1898 por Santiago Ramón y Cajal, que advertía, sin que nadie le haya hecho caso, ni entonces ni ahora: "Se necesita volver a escribir la historia de España para limpiarla de todas estas exageraciones con que se agiganta a los ojos del niño el valor y la virtud de su raza. Mala manera de preparar a la juventud para el engrandecimiento de su patria es pintar ésta como una nación de héroes, de sabios y de artistas insuperables".

Y, sin embargo, eso es lo que se sigue propugnando desde arriba. En la pedagogía de las conmemoraciones públicas hemos visto en los últimos años celebraciones de reyes y reinas que han llegado al extremo de ocuparse de alguien que, como Isabel II, tenía bien poco que celebrar. En contrapartida, el 75º aniversario de la Segunda República Española está transcurriendo casi en la clandestinidad, con un Gobierno socialista en el poder.

Una historia que abra espacios de reflexión acerca de problemas que necesitan repensarse, y que no siempre resultan gloriosos, es algo que no sólo se evita, sino que se combate. En los Estados Unidos, nos dice James W. Loewen en Lies my teacher told me, los libros de texto manipulan todo lo que se refiere a acontecimientos como la guerra de Vietnam, a los que los profesores temen referirse críticamente porque pueden ser despedidos como consecuencia de la presión de los padres, que exigen que no se enseñen a sus hijos cuestiones conflictivas.

Dudo que a alguien de quienes tienen, entre nosotros, poder de decisión en estas materias se le haya ocurrido que más oportuno que seguir en el habitual ejercicio del patrioterismo conmemorativo sería comenzar a plantearse para dentro de tres años la conveniencia de revisar a fondo, con motivo de su cuarto centenario, un acontecimiento como la expulsión de los moriscos, en el que tal vez encontrásemos motivos de reflexión acerca de problemas plenamente vigentes en nuestro tiempo.

En un hermoso texto que se titula Historia y estupidez nacional, donde denuncia la insensatez de haber repetido en Irak los errores que se cometieron en Vietnam, Arthur Schlesinger Jr. ha escrito recientemente: "Las concepciones del pasado están muy lejos de ser estables. Las revisamos continuamente a la luz de las urgencias del presente. La historia no es un libro cerrado o un veredicto final. Siempre está en proceso de hacerse. Dejad que los historiadores prosigan la búsqueda del conocimiento, por equívoca y problemática que pueda ser. La gran fuerza de la historia en una sociedad libre es su capacidad para la autocorrección". Tal vez sea precisamente a la libertad a lo que temen quienes nos niegan esta capacidad de rectificar.

Josep Fontana, catedrático de Historia, dirige el Instituto Universitario de Historia Jaume Vicens i Vives de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona
El Pais 11/06/06

11.6.06

En los márgenes de la historia

JOAN ROMERO

La historia no siempre la escriben los vencedores. Es cierto que la historia escrita suele ser la expresión de aquellos grupos que ostentan o detentan el poder en cada momento. Intentan apropiarse de toda la historia, incluso intentan legitimar lo ilegítimo, pero la memoria colectiva es mucho más fuerte y a medio plazo prevalece sobre cualquier intento de manipulación. Además, aquellos grupos humanos que se sienten vencidos siempre dejan sus notas y sus huellas en los márgenes del relato. Por lo general son notas invisibles, escondidas, ausentes. Pero lo ausente y lo invisible también forma parte indisociable de la realidad. La memoria colectiva no puede ocultarse, ni enterrarse, ni suprimirse, pero se toma sus tiempos. Y cada pueblo suele tomarse el suyo. La historia del siglo XX nos enseña que han de transcurrir más de treinta o cuarenta años para que los pueblos afectados por traumas colectivos sean capaces de romper sus "silencios obligados" en palabras de Luisa Passerini. Ahí están los ejemplos de Alemania o Francia para demostrarlo.

El psicoanálisis, tanto da si se trata de experiencias individuales como colectivas, también tiene su lugar en estos procesos y viene en ayuda de la historia para explicarlos: cuando se viven experiencias traumáticas, crueles, descompasadamente conflictivas, el resultado es el dolor, el síntoma, la enfermedad vivida. Y uno de los métodos preferidos para superar estas situaciones es el olvido, la represión de los hechos. La persona o la sociedad no quieren recordar. Y así ocurre muchas veces. El silencio voluntario es, también, la expresión del olvido y de la represión y puede ser incluso positivo para el cuerpo social en determinados momentos. Sin embargo, hay otros caminos transitables: hacer hablar al que así sufre es uno de ellos. Porque hablar y recordar es una terapia que serena, que repara, que además permite luego olvidar de otra manera. Hablar para contribuir a serenar el cuerpo social y el alma colectiva. Pero hacerlo de una manera especial.

Seguramente el mejor camino es no mirar atrás para juzgar(te) y castigar(te). Seguramente el mejor camino es querer recordar para olvidar aceptando que somos quienes somos y aceptarlo significa y contribuye a vivir en paz. Como personas y como colectivo. Asumiendo, como expresa Sandrine Lefranc en su espléndido libro Políticas del perdón, que el olvido no se decreta. Que las páginas dolorosas de la historia de los pueblos no se pueden cerrar con leyes de amnistía, ni con expedientes administrativos, sino que para que no sean "suturas ficticias" deben descansar en generosos compromisos democráticos decididos a recomponer una historia-memoria aceptable por la inmensa mayoría. De persistir "relatos contradictorios, la tentativa ha fracasado", afirma Lefranc. Y en España corremos ese riesgo.

Ha transcurrido el tiempo necesario para poder recuperar toda la historia y todas las historias. Más de medio siglo ya es distancia suficiente para aproximarnos al estudio y al (re)conocimiento del trauma colectivo que supusieron la Guerra Civil y la represión franquista. Es el momento para dejar atrás, sin pretender ajustar cuentas con el pasado, lo que el profesor Fontana definiera como "historiografía de supervivencia" o una "historia defensiva llena de prevenciones". Y más allá del importante papel asignado a la historia es también el momento de (re)construir la memoria colectiva. De poder contar y conocer todas las historias invisibles, ocultas, silenciadas, reprimidas, suprimidas, desterradas, enterradas... No es casualidad que ahora en España se asista a la eclosión de la historiografía, a la constitución de foros de la memoria y a la conmemoración de decenas de actos que quieren hablar de nuestros "olvidados"como diría Hilda Sabato. El propio Parlamento español se ha implicado e impulsa medidas encaminadas a ayudar, a restaurar, a recordar, a reconocer, a reconstruir nuestro pasado.

Reconstruir toda la historia y recordar sin afán de escarbar, de expurgar o de escamotear. No será fácil, pero es una tarea colectiva insoslayable. En parte histórica y en parte terapéutica. Como dijo el ex canciller alemán Gerhard Schröeder a propósito del holocausto nazi, "no sólo se lo debemos a las víctimas, a los supervivientes y a sus familiares, sino también a nosotros mismos (...) llevamos esta carga con dolor, pero también con responsabilidad. La mayoría de las personas que viven en Alemania, afirmaba, no tienen ninguna culpa del holocausto. Pero arrastran una responsabilidad especial".

Esa es ahora nuestra obligación moral colectiva y nuestro compromiso democrático: recordar a todas las personas decentes a quienes la historia de España de la segunda mitad del siglo XX apenas permitió vivir en sus márgenes. Recordar para que dejen de estar en los márgenes de los libros de historia, en los márgenes de la memoria colectiva.

Joan Romero es catedrático en la Universidad de Valencia y autor del libro España inacabada.

El Pais
09/06/06